En todos los hogares hay fechas especiales donde nos afanamos en preparar los platos y postres que más gustan a la familia. En mi caso el postre estrella son las Cañas de la abuela Inés, una estupenda cocinera y repostera que ya me aportó la receta con la que inauguramos este blog allá por el mes de enero de 2012 (Gallo campero).
He estado mano a mano con mi querida abuela observando y colaborando en cada paso de esta apetitosa receta que tanta veces he visto hacer y luego he disfrutado en la mesa.
No es solamente un postre, el momento de degustarlas es un cóctel de recuerdos, de sentimientos y de sensaciones. Supongo que cada uno de vosotros tenéis ese postre especial en casa que os transmite estas sensaciones.
Además de seguir el proceso de elaboración de la receta, en el pase de fotos al final del post podréis ir observando un paso a paso todavía más detallado, para no perderos ningún detalle y que las cañas queden como las de la abuela Inés. De estos ingredientes hemos obtenido 50 cañas.
Ingredientes para las cañas:
500gr de harina de trigo
Un huevo
200ml de agua
Aceite de girasol
Azúcar
Sal
Ingredientes para la crema:
Un litro de leche
Dos sobres de Flanín
Azúcar
Un limón
Para 10 personas
Dificultad: Media
Tiempo: 1 hora
Preparación de las cañas
Tendremos que comprarnos unos moldes metálicos de forma cónica o cilíndrica según gustos donde enrollaremos la masa de las cañas. Podéis conseguirlas en una ferretería o en cualquier tienda donde haya utensilios de cocina. Los colocamos en una fuente y los espolvoreamos con harina para que luego el desmoldado sea más sencillo.
En una fuente grande echamos la harina y repartimos sobre ella media cucharada de café de sal. Hacemos un hueco en el centro como si fuese un “volcán” y vertemos en él 2 cucharadas soperas de azúcar y dos cucharadas soperas de aceite de girasol. Usad este tipo de aceite ya que no deja sabor.
En una taza echamos un huevo y lo batimos. Le vamos añadiendo el agua poco a poco al mismo tiempo que vamos batiendo constantemente para que se mezcle bien. Incorporamos el contenido de la taza a nuestro “volcán” y removemos con la ayuda de un tenedor en sentido circular.
Seguimos removiendo hasta conseguir una masa compacta (ver foto). Sobre un mesado donde vamos a seguir con el amasado vertemos harina para evitar que se pegue y comenzamos a trabajar la masa durante unos 10 min aproximadamente, e iremos añadiendo harina según necesitemos (para evitar que se pegue al mesado). Poco a poco se va manejando con mayor facilidad y finalmente nos quedará como una bola compacta.
Volvemos a añadir harina en la superficie de amasado. Vamos extendiendo la masa con un rodillo hasta que resulte un grosor de unos 3 milímetros. Con un cuchillo cortamos tiras de 3-4 cm de ancho y procedemos a enrollarlas en los moldes.
Nos aseguramos de que la punta quede bien cerrada y a continuación vamos enrollando hasta llegar al borde del molde. Cortamos lo restante y repetimos el proceso con más moldes.
Os muestro el proceso de enrollado de la masa en este breve video:
En una sartén grande echamos abundante aceite (limpio, sin ningún uso) y lo calentamos a fuego fuerte. Cuando esté bien caliente, probamos con un poquito de masa y luego ya añadimos las cañas a freír. Tienen que quedar sumergidas hasta la mitad para que se frían simplemente en un vuelta y vuelta.
Retiramos cuando vemos que la masa está doradita y reservamos en una fuente donde hemos colocado papel de cocina para que se escurra el aceite sobrante. Las cañas deben enfriarse antes de rellenarlas.
La crema: estas mismas cañas pueden rellenarse con crema pastelera, nata o chocolate, pero en este caso vamos a seguir la receta de la abuela. Ella utiliza un sobre de Flanín y sigue los pasos para conseguir una crema estilo “natillas” (al usar 2 sobres nos quedará más espesa) . De un litro de leche, separamos una taza y desleímos en ella el contenido de dos sobres, removiendo para que se mezcle bien con la leche.
En una cazuela, calentamos el resto de la leche con 8 cucharadas (de postre) de azúcar. Cuando comience a hervir la leche, vertemos el contenido de la taza y removemos constantemente. Añadimos piel de limón (sin la parte blanca) para aromatizar la crema. Cuando vemos de nuevo que comienza a hervir, retiramos del fuego, vertemos en un recipiente y dejamos que se enfríe. Las cañas debemos rellenarlas con la crema fría para que no nos ablande la masa.
Desmoldamos las cañas con delicadeza y cuidado para que no se nos rompan, podemos utilizar dos servilletas para no quebrar la masa. Con una manga pastelera de plástico, de esas de “usar y tirar”, rellenamos las cañas y las vamos colocando en una bonita fuente que será la que presentemos en la mesa.
Os recomiendo rellenarlas como una hora antes de que llegue la hora de degustarlas, y las tapamos con un paño de cocina limpio a temperatura ambiente (si es verano y hace calor, dejarlas en el frigorífico unos 15 min antes de servir).
Os dejo un paso a paso más detallado en este pase de fotos de Flickr:
se ve muy buena la receta