Los buñuelos son una receta típica de tiempos de Cuaresma y de Semana Santa, una vez pasados los excesos de los días de Don Carnal, aunque perfectamente podéis hacerla durante todo el año.
Una elaboración sencilla y rápida, que supone un estupendo aperitivo o primer plato. Como comprobáis en el resultado final, una receta muy casera.
Origen de los buñuelos de bacalao.
Los buñuelos pueden ser dulces o salados en función del relleno que le queramos añadir. Tienen su origen en la sociedad morisca, afincada en el sur de la Península Ibérica durante la invasión árabe, donde además de prepararse en los hogares, existían puestos de venta ambulante de todo tipo de buñuelos. Más tarde, tras su expulsión, la población de esas zonas siguió con la tradición de elaborarlos.
La receta que hoy mostramos tiene como elemento principal el bacalao, un pescado tradicional de los tiempos de Cuaresma y de los días de vigilia, donde existía la prohibición de comer carne. Este pescado nos favorece en la preparación, ya que al ir bastante desmigado no vamos a pre-cocinarlo con antelación.
Como guiño a nuestro país vecino Portugal, hemos incorporado también al relleno unas aceitunas negras, un ingrediente que ellos suelen acompañar siempre en los platos con bacalao.
El bacalao para los buñuelos.
Podemos encontrarlo fácilmente en mercados y pescaderías, habitualmente en salazón en piezas enteras o lomos, que provienen principalmente de aguas del Atlántico Norte: Noruega, Islandia o Terranova.
En esta receta hemos optado por la comodidad y hemos comprado un pedazo de lomo desalado de unos 200gr. También podéis aprovechar restos de bacalao que os queden de otro plato que hayáis preparado.
Si optáis por una pieza de Bacalao en salazón, recordad que tenéis que dejarla sumergida (previamente troceada) en agua al menos 48 horas y realizar cambios de agua cada 6 horas aproximadamente. Una vez desalada conservarla en el frigorífico hasta el momento de su preparación.
Ingredientes:
150 gr. harina de trigo
2 huevos
200 gr. de bacalao desalado
100 gr. de mantequilla
250 ml. de agua
2 dientes de ajo
50 gr. aceitunas negras sin hueso
Levadura química en polvo
Perejil fresco
Aceite de oliva suave
Sal
Para 4/5 personas
Dificultad: fácil
Tiempo: 40 min.
Preparación de los buñuelos de bacalao.
Escogemos un cazo grande o una cazuela para realizar la preparación de la masa de los buñuelos. Vertemos el agua y calentamos a fuego medio, añadimos la mantequilla y con un una espátula vamos removiendo para que se funda completamente y se integre con el líquido.
Incorporamos ahora la harina, echamos una pizca de sal, una cucharada rasa de café de levadura (tipo royal) y vamos mezclando hasta obtener una masa espesa, como una bola.
Retiramos del fuego y dejamos que se nos temple unos 2 min. Con esto evitamos que luego se nos cuajen los huevos.
Añadimos un huevo a la masa y trabajamos, removiendo con la espátula para que se integre perfectamente. Repetimos el proceso con el segundo huevo.
Debe de quedaros una mezcla con una textura entre una crema y un puré, bien integrada y sin grumos. Si os ha quedado demasiado espesa, podéis añadir un poco de agua y remover de nuevo.
Partiendo del lomo de bacalao, lo desmigamos bien con las manos, procurando que nos queden trozos pequeños y los repasamos para que no lleven ninguna espina. Picamos bien finito el ajo, el perejil fresco y las aceitunas negras.
Añadimos todos los ingredientes a la masa, removemos para repartir uniformemente y dejamos reposar aproximadamente 20 min. tapado con un film transparente o un paño limpio.
Freímos los buñuelos de bacalao.
En una sartén grande, echamos abundante aceite de oliva suave para que no nos dé mucho sabor a fritura. Aquí hay la opción de freír con aceite de girasol si lo preferís. El aceite debe de estar a temperatura media (150-160º), para que no se hagan demasiado rápido los buñuelos.
Con la ayuda de dos cucharas vamos cogiendo un poco de la mezcla y vertiéndola en la sartén, haciendo pequeñas bolas. No hagáis buñuelos demasiado grandes, ya que la intención es que sean del tamaño de un bocado. Tampoco echéis muchos al mismo tiempo porque debemos estar atentos a la fritura y no queremos que se pasen de punto.
Los freímos por ambos lados, y cuando estén doraditos los retiramos a una fuente/plato con papel absorbente para que suelten todo el aceite que traen de la fritura.
Una vez escurridos, lo ideal es comerlos calentitos para disfrutar de la masa esponjosa. Deciros que a mí fríos también me gustan pero bueno, mejor calientes.
Estos buñuelos son un estupendo aperitivo o primer plato que podéis acompañar de alguna salsa que os guste: un alioli, una salsa picante con tomate o una mermelada si sois dados a los contrastes con lo dulce.
Finalmente, os dejo una galería fotográfica del proceso completo, donde podéis comprobar las diferentes texturas de cada paso:
Buenísimos!!! A ver si me preparas unos cuantos la semana que viene!! Saúdos e boa fin de semana
Te aseguro que sí Fonso, con esta receta bien casera el resultado es muy bueno, no quedó ni uno en la mesa. Apertas
Gracias Rubén, me viene muy bien para un aperitivo de una fabada para muchas personas.
Siempre he adorado los buñuelos de bacalao porque me recuerdan un montón a mi infancia! Mi madre y mi abuela lo preparaban muchas veces y les quedaban geniales. Laura