En cuanto oímos la palabra Galicia, nuestra mente ya está viajando a una playa salvaje, oyendo las olas, las gaviotas, y hasta notamos el frescor del agua en los pies mientras paseamos por la orilla… También pensamos en lo que vamos a comer: unos mejillones, unas almejas, luego quizás un rape o una “robaliza”.
Estas sensaciones podemos vivirlas de una manera más acentuada si nos acercamos a los pueblos y villas de la costa, disfrutamos de sus paisajes, de sus gentes, y participamos en la multitud de actividades que nos ofrece el “Turismo mariñeiro” en Galicia.
Dentro del programa “Come o mar”, y de la mano de Mar Galaica, he vivido la experiencia de participar en varias actividades “mariñeiras” junto a un grupo de compañeros bloggers de turismo y gastronomía. Gracias a iniciativas como esta, es posible disfrutar de todo lo que nos ofrece el mar en Galicia durante varios meses al año, coincidiendo con las épocas de mejor tiempo.
En Fisterra, localidad costera de la Costa da Morte y considerada como el “Fin del mundo” en la antigüedad, es imprescindible la visita al Museo de la pesca, situado en el interior del Castillo de San Carlos.
Es un museo pequeño y acogedor, sin grandes salas ni piezas costosas, pero lo que lo hace grande son las explicaciones y los relatos que transmite el guía Manuel López, “mariñeiro” ya jubilado que se dedicó durante más de 15 años a la pesca de navajas y “longueirons”.
Con pasión y sabiduría cuenta la historia de esta villa marinera, como eran las diferentes artes de pesca, la vida de la gente que iba a la mar y la de los que esperaban en tierra, relatos de antiguos naufragios, y anécdotas de su actividad en el museo.
Tras esta visita, no hay mejor complemento que una ruta en barco hasta el Cabo Fisterra. Es una gran experiencia navegar hasta allí, ver sus acantilados y su faro desde el mar, contemplando las colonias de cormoranes (corvos mariños) y ya de vuelta a puerto la preciosa playa de Langosteira.
Todo esta zona de costa ofrece una oferta gastronómica que “quita el sentido”, los productos del mar de calidad están presentes en todos los establecimientos y las cartas se llenan de moluscos y crustáceos, cefalópodos, pescados salvajes, bien maridados con vinos de las 5 Denominaciones de Origen gallegas.
Nuestra comida se celebró en Casa Anido (Muros), situada en una antigua fábrica de salazón de pescado. Cocina tradicional y con el mar como protagonista: mejillones, navajas, almejas, merluza, luras en su tinta, y para el postre una elaboración típica de esta villa, la “Tortilla romana”. Un delicioso dulce llegado a Muros gracias a un cocinero de barco portugués, hace ya más de 100 años.
En Lira, otro pueblecito “mariñeiro” cercano a Carnota, podemos conocer de primera mano las artes de pesca que se emplean actualmente, de manera sostenible y respetando los recursos marinos.
La empresa “O canto da Balea” (el canto de la ballena) ofrece diferentes actividades, como el taller de reconocimiento de especies marinas donde conocemos sus peculiaridades y aprendemos a diferenciarlas, para que no nos den “gato por liebre” luego en pescaderías o restaurantes.
Por último, os nombro a los compañeros bloggers y periodistas que me acompañaron en esta fantástica jornada de “Come o mar”:
Edurne Baines. Blog Vivir Galicia.
Manuel Bustabad y Esther Moscoso. Blog Vagón de Cola. Web de viajes Expreso Info.
Susana Vázquez (Comunicación y coordinación).
Miguel Muñiz y Abraham Coco. Diario Abc.
Sara Miguélez y Teresa Santos. Agencia Efe.
Sara Vila. Diario de Pontevedra.
Javier Rivera. El Progreso de Lugo.
Toni Longueira. La Voz de Galicia.
Genial el post y supongo que la experiencia. No conocía la página de MarGalaica pero me parece una iniciativa muy buena, a tener en cuenta.