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Caprichos de queso y membrillo

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En muchas ocasiones nos liamos la manta a la cabeza y buscamos postres sofisticados, cuando tenemos opciones muy sencillas para conseguir una sobremesa deliciosa, con ingredientes básicos.

Estos “caprichos” de queso y membrillo son una variante del tradicional postre que triunfa aquí en Galicia, al aprovechar los excelentes quesos cremosos gallegos, y el dulce de membrillo casero, muy presente en la mayoría de hogares.

En Galicia contamos con quesos cremosos de excelente calidad, sabor y textura: queso de Arzúa-Ulloa, queso del Cebreiro, de Tetilla, queso del país, etc. Cualquiera de ellos podría valeros para este postre, pero en nuestro caso hemos escogido un Queso de Tetilla que teníamos ya en casa.

En cuanto al dulce de membrillo, preferible si lo tenéis casero, pero también podéis utilizar algún otro, que sea de buena calidad.

 

Ingredientes:

700 gr. de queso de Tetilla (Galicia)
350 gr de dulce de membrillo
2 huevos
70 gr. de harina blanca de trigo
100 gr. de pan rallado
Azúcar blanco / canela
Aceite de oliva suave

Para 4 personas
Dificultad: fácil
Tiempo: 15 minutos

 

Preparación de la receta: 

Comenzamos por cortar trozos de queso y membrillo de similar tamaño y grosor, de unos 9/10 cm. de largo. Podéis darle este tamaño o variarlo según vuestros gustos, pero procurad que luego sean manejables.

En primer lugar, disponemos una base con porciones de queso, encima el membrillo y nuevamente otra capa de queso. Similar a un emparedado. Repetimos el proceso con el resto de queso y dulce de membrillo.

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Ahora vamos con un rebozado clásico: pasamos por harina, luego por el huevo batido y para rematar pan rallado. Y lo mismo con todos ellos.

En una sartén amplia, echamos abundante aceite de oliva suave (que nos cubra hasta la mitad de altura de los “caprichos”). Cuando esté el aceite bien caliente, vamos friendo vuelta y vuelta, unos 2/3 min., hasta que veamos que van cogiendo un color dorado.

Retiramos y colocamos sobre papel de cocina, para que vaya absorbiendo el exceso de aceite. Por fuera resultarán crujientes, y en el interior se habrán fundido el queso y el membrillo.

Los dejamos atemperar, y consumimos tirando a templados, para no quemarnos y que no se desparrame el queso al morderlos. Antes de servir en la mesa, espolvoreamos con azúcar y/o canela, al gusto.

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En unos minutos, y con ingredientes de toda la vida, tenemos listo un postre de categoría. Triunfaréis en la mesa sin ninguna duda. ¡Esperamos que os gusten!

 

 

2 Comments

  1. Hmmm pero que recetas mas ricas compartes con tod@s nosotr@s.Gracias .Muchos besos y ¡¡¡feliz verano!!!….Olga

     

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